martes, 29 de septiembre de 2009

Gracias


Los seres humanos somos fuertes como el hormigón, pero al mismo tiempo somos delicados como mariposas agitadas por el viento. Uno y otro, y ambos a la vez; así somos. Otra de esas paradojas de la vida.

Tenemos nuestra personalidad, pero nuestra personalidad no es solo nuestra. Está fraguada no solo por la genética, por la participación de millones de años de evolución a través de los genes aportados por millones de interacciones "personales" entre los hombres y mujeres que fueron nuestros ancestros.

Nuestra personalidad, lo que somos, lo que sentimos, lo que nos valoramos tambien está fraguado por la multitud de interacciones actuales con todas esas personas que nos rodean.

¡Qué importantes somos para los demás!!!
¡Qué importantes son los demás para nosotros!!!

Sin estrés, sin culpas, sin agobiarnos por la responsabilidad, pero tambien sin pausa, con confianza en nosotros mismos y en los demás, deberíamos dedicar un par de horas a pasear por una playa desierta, o no, y respirando hondo, sintiendo ese extraño milagro de la vida que juega a nuestro alrededor, pensar a modo de mantra en aquello que decía el Principito "somos responsables de nuestras rosas". ¡No es una obligación!, ¡simplemente lo somos!, ¡qué gran oportunidad!.

Todos ellos, nuestras rosas; y nosotros, rosas de todos ellos.

Gracias, especialmente hoy a tí, Isabel.