domingo, 25 de octubre de 2009

¿Qué ven en esta foto?


Los seres humanos a veces hacemos cosas extrañas… si hay algo en el Universo que pudiéramos decir en términos absolutos que es “extraño”...
Me refiero ahora a algunos tipos de experimentos. Por ejemplo, uno relacionado con la “indefensión aprendida”:

Se coge a un perro. Se le mete en una caja que tiene una tapa superior corredera, y un suelo metálico conductor a la corriente eléctrica. Se le mete descarga eléctrica al suelo que pisa el perro. El perro salta como un tiro escapando de esa descarga.
Cuando se cierra la tapa superior corredera de forma que el perro ya no pueda escapar llega un momento en que el perro acaba por quedarse tumbado en una esquina soportando las descargas eléctricas que con progresiva mayor potencia se le han venido proporcionando, casi literalmente se deja morir….
Lo que ha pasado es que el perro ha aprendido; sí. Ha aprendido que haga lo que haga no puede escapar; entonces anula cualquier intento de escape. Ha desarrollado el mecanismo psicológico que llamamos “indefensión aprendida”.

Este fenómeno también es aplicable a los seres humanos, que imitamos muchas veces (muchas más de las que nos creemos) a ese perro del experimento. Siguiendo esos mecanismos de “indefensión aprendida” renunciamos a cualquier intento de mejorar nuestra situación vital, desde la más nimia hasta la más ligada a la supervivencia. Ejemplificarían estos mecanismos las típicas frases de “pero si no va a servir de nada”, “la administración es como el Gran Hermano”, “si me quejo pueden tomar represalias”, etc

¿Qué vieron en esa foto?
Yo vi un ceda el paso pintado en el asfalto. Ese ceda el paso no siempre había estado allí; el día que me di cuenta de que lo habían pintado me llevé una gran sorpresa alegre. Les cuento: en ese preciso lugar se producía el encuentro de los vehículos que se ven de frente, al ponerse su semáforo en verde, con otros que aparecían desde detrás de la foto cuando su semáforo se ponía en ámbar intermitente para la derecha. Y algunas veces surgían problemas de preferencias en el encuentro de esos vehículos que iban en direcciones enfrentadas; muchas veces esos problemas se vivían de forma muy agresiva y peligrosa. Un día, tras varios meses de pasar por ahí, decidí romper la tapa corredera y plantear una acción: saqué fotos, hice un croquis, preparé un alegato, y lo presenté al Ayuntamiento proponiendo que pusieran esa señal para clarificar las preferencias… casi seis meses después ¡estaba pintada!…

Sí. Podemos. Podemos escapar. Podemos defendernos